
Chinese Box

Wayne Wang ha dado muestra de una gran versatilidad en el tratamiento y tema de sus películas: El Club de la Buena Estrella, con un modo de narrar lineal, tradicional; Smoke, fiel también al relato de Paul Auster, con una estructura y lenguaje más intelectuales..., y ahora esta caja china, metáfora de lo misterioso o de difícil comprensión; la película se inicia con la imagen de una rica y complicada gran caja oriental, llena de puertas sobre puertas y cajones que esconden otros cajoncillos.
Toda la película parece una metáfora. Nochevieja al filo de las doce; va a comenzar el nuevo año —1997— en que, meses después, Hong Kong pasará de manos británicas a la soberanía china. Un corresponsal inglés (que dice que en sus muchos años de trabajo no ha llegado a conocer el alma de Hong Kong) pide en matrimonio a una hermosa mujer china; ésta le rechaza, pues, amante de un rico nativo, piensa casarse con él. Al periodista se le diagnostica su próxima muerte por leucemia; con ocasión de su trabajo descubre casualmente que ella fue prostituta, y vuelca su despecho sobre ella humillándola, y ella, casi a la vez, comprueba que el hombre rico no se casará con ella, y se separa de él.
El mejor o único amigo del inglés, un norteamericano, descubre su mortal enfermedad, que da a conocer a la mujer china. Ésta, guardando el secreto, vuelca su afecto y generosidad con el periodista, de la que éste se aprovecha con indigno egoísmo hasta su muerte, mientras tienen lugar —es julio—, con la presencia de las altas autoridades, las ceremonias militares y civiles del traspaso de poderes.
Este argumento es la clara metáfora, crítica y negativa, de la presencia de la corona británica. Ni la historia de amor, ni aun otra menor de tarea periodística, ni la relación de amistad adquieren toda la fuerza dramática, pues son símbolo de la relación Hong Kong-Gran Bretaña; y siempre está presente ese clima de inminente final de una época para Hong Kong.
Resulta la película elegantemente fría. Más que documental de Hong Kong, la ciudad adquiere carácter protagonista; las historias y personajes —bien que velada su sordidez en lo más hiriente— forman parte de la definición de la gran ciudad y su espíritu. Wayne Wang mueve la cámara por calles e interiores, panorámicas, que adquieren en sus inquietas manos una fascinante belleza, triste, casi desencantada..., como son signo el amor y la amistad frustrados, y la solitaria muerte. P.A.U.
Intérpretes: Jeremy Irons (John), Gong Li (Vivian), Maggie Cheung (Jean), Michael Hui (Chang), Ruben Blades (Jim), Russell (Maestro de ceremonias).
País: Francia-Japón-Estados Unidos.
Año: 1997.
Producción: Jean-Louis Piel, Lydia Dean Pilcher y Wayne Wang, para NDF International & Pony Canyon, WW Productions y Le Studio Canal +.
Argumento: Jean-Claude Carrière, Paul Theroux y Wayne Wang.
Guión: Jean-Claude Carrière y Larry Gross.
Música: Graeme Revell.
Fotografía: Vilko Filac.
Dirección artística: Chris Wong.
Montaje: Christopher Tellefsen.
Estreno en Madrid: 3-IV-98.
Distribuidora cine: Sogepaq.
Distribuidora vídeo: Sogepaq.
Duración: 112 minutos.
Género: Drama.
Premios principales: Osella de Oro a la mejor música en el Festival de Venecia de 1997.
Público apropiado: Adultos.
Contenidos específicos: V X D.