
Le dîner de cons

Algunas de esas personas que –según los parámetros de los tiempos que corren– parecen tenerlo todo: dinero, un apartamento de lujo, una profesión gratificante y hasta tiempo para dedicarse a las aficiones, no saben qué hacer para combatir el aburrimiento. Esto es lo que les sucede a un grupo de gente de la jetset de París, que inventan un juego cruel, que ellos califican de especialmente inteligente: una vez al mes se reúnen en una cena con «idiotas», para reírse de esas personas; el que ha invitado al más «idiota», se lleva además la palma de la noche.
El editor Pierre Bronchant está muy preocupado porque aún no ha encontrado a nadie para la cena del miércoles, cuando uno de sus amigos conoce en un viaje a François Pignon, un sencillo funcionario del Ministerio de Hacienda que tiene una pasión: construir maquetas de grandes monumentos. Bronchant invita a Pignon a su casa, para conocerlo y llevarlo después a la cena. Pero un ataque de lumbago que sufre jugando al golf le obliga a desistir del plan. Por si fuera poco, su mujer le abandona. La noche comienza a tomar un giro inesperado...
En este filme se enfrentan dos mundos: el de los yuppies, inteligentes, ricos y guapos, y el de los perdedores, gente sencilla, con sus sencillos sueldos, sus sencillas aficiones y su sencillo modo de vivir; o también dos modelos de valores: de un lado, un nuevo orgullo de clase que solo conoce desprecio por los otros; de otro, el de las virtudes «tradicionales» de los que creen en la familia, en la amistad y en la solidaridad. Que sea el segundo modelo el que se imponga no es algo tan «pasado de moda» como podría suponerse a primera vista: ya a mediados de los ochenta, Oliver Stone desmontó en Wall Street el estilo de vida del paradigmático Gordon Geko; y el denominado cine social se ha convertido en un género propio, con autores internacionalmente conocidos como Ken Loach, Mike Leigh y Robert Guédiguian. Sin embargo La cena de los idiotas tiene un especial encanto por la sencillez que deja entrever su origen de obra de teatro (del mismo Veber) y la naturalidad –sin discurso excesivamente moralizante– que permite reconocer al espectador, en esas figuras, a gente de carne y hueso, a personas de esas que todos conocemos... o –lo que es más inquietante aún– en las que quizá nos podamos reconocer a nosotros mismos. La cena de los idiotas estaba nominada al Goya como mejor película europea. J.G.
Director: Francis Veber.
Intérpretes: Jacques Villeret, Thierry Lhermitte, Francis Huster, Daniel Prévost y Alexandra Vandernoot. País: Francia.
Año: 1997.
Producción: Gaumont EFVE-TF1 Films.
Distribución: Manga.
Guión: Francis Veber.
Fotografía: Luciano Tovoli.
Música: Vladimir Cosma.
Fecha de estreno en España: 15.I.99.
Duración: 77 minutos.
Género: Comedia.
Público apropiado: Adultos.
Contenidos específicos: D.