Una relación privada


Une liaison pornographique

¿Puede convertirse una sórdida historia en un bello relato de amor? Philippe Blasband y Frédéric Fonteyne, guionista y director de Una relación privada, creen que sí, y eso es lo que han intentado en esta película. Sin duda, el título español es mejor que el original, provocativo y engañoso: Une liaison pornographique. Se trata de una historia de amor, moderna en su ropaje, muy clásica en el contenido. Un hombre, una mujer, un romance y un desenlace. Pero este hombre y esta mujer se conocen a través de los anuncios de contactos de una revista pornográfica con el fin de compartir una fantasía sexual, fría e impersonal. Nunca sabremos —ellos tampoco— nada de su existencia, ni siquiera sus nombres. Pero la relación tiende a la normalidad, y el sexo puro y duro dará paso al sentimiento auténtico.

Hay quien ha visto un paralelismo con El último tango en París, de Bertolucci, y quien también ha subrayado la imposibilidad de separar el amor físico del amor afectivo; en cualquier caso, el tono y la significación de Una relación privada se acerca más a Los puentes de Madison, de Clint Eastwood.

La historia empieza por el final y tiene un narrador. Todo ha terminado. Un hombre a quien nunca veremos, entrevista por separado a los protagonistas de este romance. En sus respuestas, cargadas de nostalgia, manifiestan las diferencias de percepción, de sensibilidad entre él y ella, y surge un mundo de posibilidades que no llegaron a realizarse.

Sorprende este segundo largometraje del joven director belga Frédéric Fonteyne —el primero, Max et Bobo, no se ha estrenado en España—, sobre todo por la elegancia y delicadeza formal con que trata una historia tan sórdida, tanto en la delicada exploración de los afectos como en su recreación visual. De hecho, solo hay una larga escena de alcoba, más dialogada que exhibicionista. En el resto de los casos, la cámara se detiene púdicamente ante la habitación del hotel donde acuden los protagonistas, o bien una oportuna intervención del entrevistador, fuera de campo, evita descender a detalles desagradables. De todos modos, algunos se escapan en los diálogos.

El guión de Blasband, conciso y sutilmente dialogado, ha facilitado sin duda la labor del director, quien logra aislar, como en una burbuja, a la anónima pareja en medio del caos parisino. El magnífico trabajo de Nathalie Baye —merecidamente premiado en el Festival de Venecia— y de Sergi López, que no le va a la zaga en ningún momento, hace creíble este improbable romance.

En todo caso, esta película de actores refleja algunos de los males de la época actual: la soledad, el miedo al compromismo, el anonimato, el egoísmo compartido... Aunque, en el momento decisivo, opta por una solución que no aporta más que un guiño, y no deja más poso que un recuerdo agradable. F.G.-D.

Director: Frédéric Fonteyne. Intérpretes: Nathalie Baye (Ella), Sergi López (Él), Jacques Viala (Entrevistador), Paul Pavel (Joseph Lignaux). País: Bélgica-Francia-Luxemburgo-Suiza. Año: 1999. Producción: Olivier Rausin para Patrick Quinet y Artémis Productions, en coproducción con Les Productions Lazennec, ARP, Samsa Film, Fama Films, RTBF, SRG/SF DRS, y con la colaboración de Canal + Francia y la ayuda del Centre du Cinéma et de l’Audiovisuel de la Communauté française de Belgique, le Fonds National de Soutien à la Production Audiovisuelle, y el apoyo de Eurimages. Guión: Philippe Blasband. Música: Jeannot Sanavia, André Dziezuk, Marc Mergen. Fotografía: Virginie Saint-Martin. Dirección artística: Verónique Sacrez. Montaje: Chantal Hymans. Estreno en Madrid: 12-V-00. Distribuidora cine: Golem. Duración: 80 minutos. Género: Drama romántico. Premios principales: Premio a la mejor actriz (Nathalie Baye) en el Festival de Venecia 1999. Temas de cinefórum: Amor y sexo. Sentimientos. Soledad. Miedo al compromismo. Anonimato. Egoísmo compartido. Público apropiado: Adultos. Contenidos especiales: X D.