Juntos


Título internacional: Together.
Dirección y guión:
Lukas Moodysson.
Países:
Suecia, Dinamarca, Italia.
Año: 2000.
Duración: 106 min.
Interpretación: Lisa Lindgren (Elisabeth), Michael Nyqvist (Rolf), Emma Samuelsson (Eva), Sam Kessel (Stefan), Gustav Hammarsten (Göran), Anja Lundkvist (Lena), Jessica Liedberg (Anna), Ola Norell (Lasse), Axel Zuber (Tet), Shanti Roney (Klas), Olle Sarri (Erik).
Producción: Lars Jönsson.
Fotografía: Ulf Brantås.
Montaje: Fredrik Abrahamsen y Michal Leszczylowski.
Dirección artística: Carl Johan De Geer.
Vestuario: Mette Möller.

Vive y deja vivir

"Franco ha muerto". Con esta celebrada noticia arranca el segundo largometraje del sueco Lukas Moodysson, una película coral, divertida, fresca, entrañable y muy humana, en torno a los problemas de convivencia y las contradicciones ideológicas y emocionales en que se ven envueltos un grupo de personas que comparten su vida en una comuna libertaria durante los años 70.

Parece ser que el señor Lukas Moodysson, poeta y novelista, ya tonteaba con el cine a modo de aficionado en el Instituto dramático de su país, hasta que finalmente en 1999 decidió ponerse detrás de la cámara y realizar su primer largometraje, Fucking Åmål. La película fue un rotundo éxito en Suecia y le permitió iniciar una carrera cinematográfica paralela a su labor literaria. Un año más tarde había finalizado su segundo film, Juntos. A pesar de ello, Moodysson era un completo desconocido dentro de nuestras fronteras hasta hace escasos meses, pero afortunadamente -más vale tarde que nunca-, en cuestión de semanas hemos visto como sus dos películas se estrenaban en nuestras carteleras, y eran acogidas por la crítica y el público de manera no menos satisfactoria que en la patria de los Abba.

Teniendo en cuenta su inclinación por la poesía, uno podría inferir que el suyo es un cine de gran lirismo visual y cargante conceptualismo. Más bien al contrario. El cine de Moodysson, contagiado ligeramente por los aires nórdicos del movimiento Dogma, abraza un registro cercano al documental y consigue un producto espontáneo, directo, vital, sumamente cotidiano. Sin embargo, en este mismo sentido, se hace evidente su conocimiento de los registros literarios, su trabajo es metódicamente estudiado y resulta gratamente notoria su capacidad narrativa y de desarrollo de escenas y personajes. Juntos es una película humilde, pero tan bien expuesta como conducida, con un sólido y nada artificioso guión escrito por él mismo.

El propio Moodysson, que como los protagonistas de Juntos es vegetariano y había estado inmerso en este ambiente liberal de las comunas, quería ofrecer en este film su visión de este mundo, exponiendo los pros y los contras, enseñando sus incompatibilidades (el amor libre con los celos), sus reduccionismos (¿es revolucionario no depilarse las axilas?) y también sus aciertos (una mirada tan tolerante y abierta como la del realizador).

Entre los personajes que pueblan la comuna "Juntos", encontramos a Göran, un hombre generoso y comprensivo hasta extremos que hacen dudar de su dignidad y su amor propio. Eric es el típico fundamentalista, el más obcecado con su concepción del mundo y el más combativo; pero en realidad también es el típico niño bien que desea renunciar a sus orígenes de esta forma tan integrista para autoconvencerse de que es tan o más revolucionario que los demás. Lena se entrega a los dictados del amor y el sexo libres, pero tras su postura se esconde una ninfómana sin prejuicios de ningún tipo a la hora de acostarse con alguien, y que no tiene ningún reparo en hacer daño a su compañero sentimental, Göran. Anna decide que es lesbiana tras la separación de su marido, Lasse -que también vive en la comuna-, como reacción de repulsa ante el género masculino. Klasse es un homosexual que se siente solo por no tener pareja y que -al contrario que el resto de mujeres de la casa- sueña con ejercer de ama de casa. Sigvard y Signe son un matrimonio que a pesar de sus ideas liberales, tienen un punto de vista más cerrado que el de sus compañeros y chocan en diversos aspectos, entre ellos los referentes a la educación de sus hijos (cuando algunos okupas españoles han tomado a Pipi Calzaslargas como un símbolo de su movimiento, esta pareja considera a la pelirroja niña un ser materialista, ambicioso y promotor del capitalismo).

Éstos, y sus vecinos "burgueses" de doble moral, suscitarán un sinfín de situaciones cómicas entre las que también se encuentran algunos momentos más dramáticos en relación con el alcohólico y violento marido de Elisabeth, la hermana de Göran. La llegada de la mujer a la casa con sus dos hijos, tras abandonar a su esposo, genera algún que otro roce, a pesar de que esta ama de casa de clase media acaba adaptándose bien a la rutina de la comuna y comparte algunas de las ideas del grupo. Pero representa el personaje ajeno a través del cual se nos presenta indirectamente esta galería de caracteres humanos y su forma de vivir al margen del sistema. En cambio, el punto de vista de los niños y adolescentes es mucho más contundente y crítico. A diferencia de los prefabricados niños de la factoría Hollywood, ellos, con toda su naturalidad, hacen patentes las contradicciones de los adultos, no comprenden su manera de comportarse y deben resignarse con impotencia a algunas de sus absurdas imposiciones: no ver la televisión, no comer frankfurts, no beber Coca Cola, no tener regalos por Navidad, no jugar a juegos con una carga de violencia, no tener juguetes de plástico como el Lego... De sus labios salen un buen repertorio de frases que no tienen ningún desperdicio, pero destacaría por encima de todas una que resume a la perfección su visión de la situación. Eva, de trece años, se refiere al libro La gente del pueblo en el que sus personajes deciden decir lo opuesto a lo que dice el resto de la gente: "Es como en esta casa. Llevamos ropa fea, escuchamos música mala y hay una mujer, Eva, que es homosexual porque al resto de las mujeres les gustan los hombres".

Pero como he dicho, ésta es una película bienintencionada, amable y optimista. Moodysson no pretende juzgar a sus personajes, sino ofrecerles su comprensión y darles una salida. Aquí no hay buenos ni malos, sólo hombres y mujeres desorientados que cometen errores, pero con la capacidad de cambiar.

Por último, merece la pena mencionar la perfecta recreación de la época de los 70 y la ambientación de este mundillo comunal a cargo de Moodysson y su equipo técnico.

Juntos es una cinta que recomiendo ver por su sencillez, por su buen humor y porque te hace salir del cine con un agradable sabor de boca; porque entre el aluvión de estrenos comerciales plagados de grandes estrellas de Hollywood, a más de uno le puede pasar desapercibida, y sería una lástima que fuera así.