
Título V.O.: Copie conforme
Año de producción: 2010
Distribuidora: Wanda Visión
Género: Drama
Clasificación: Todos los públicos
Estreno: 29 de octubre de 2010
Director: Abbas Kiarostami
Guión: Abbas Kiarostami
Fotografía: Luca Bigazzi
Intérpretes: Juliette Binoche (Elle), Jean-Claude Carrière (El hombre de la plaza), William Shimell (James Miller), Adrian Moore (El hijo), Angelo Barbagallo (El traductor), Agathe Natanson (La mujer de la plaza)
Sinopsis
La Toscana italiana es el escenario del encuentro entre un aclamado escritor inglés que defiende el valor de la copia frente al original y una galerista francesa que resulta ser una de sus lectoras. A través de sus charlas sobre la vida y el arte van conformando una historia de amor. Puede que sean dos desconocidos que juegan a hacerse pasar por un matrimonio o quizá se trate de un matrimonio que juega a hacerse pasar por dos desconocidos. Lo cierto es que lo suyo podría sucederle a cualquiera.
Presentado con éxito en el Festival de Cannes, "Copia certificada" es un drama sentimental firmado por el cineasta de origen iraní Abbas Kiarostami. El director de "A través de los olivos" y "El sabor de las cerezas" propone en su última película un espejo de distintas realidades, un relato de imposturas que esconde más verdades de las que pudiera parecer a simple vista. El rodaje tuvo lugar en las bellas callejuelas de la Toscana con diálogos en italiano, inglés y francés, algo que tiene mucho mérito si tenemos en cuenta que Kiarostami no domina ninguno de los tres idiomas.
Toda la fuerza del filme recae en la aclamada interpretación de Juliette Binoche, merecedora del premio a la mejor actriz en Cannes 2010. Su personaje aparece junto a un hombre, el debutante William Shimell, sin saber a ciencia cierta si esos momentos corresponden a historias diferentes interpretadas por los mismos rostros o a una misma historia en diferentes épocas. "Copia certificada" también ha sido proyectada en la Seminci de Valladolid.
Crítica
¿Existen límites en el arte que separen lo real de lo aparente, lo auténtico de lo simulado? En torno a esta peliaguda duda existencial ramificaAbbas Kiarostamiel complejo discurso deCopia certificada, porque aquello que empieza como una indagación en la naturaleza misma del arte como actividad abocada, en cierto modo, a la impostura y la pantomima, deviene una reflexión en toda regla acerca del arte de la representación cinematográfica, de la escurridiza y necesariamente tramposa filosofía de la ficción, de la emulación de lo real a través de las imágenes.
Pero hay más, Kiarostami inunda de misterio la aparentemente fortuita coincidencia de un hombre y una mujer (escritor y crítica admiradora) en el corazón de la Toscana. Pronto estos dos personajes terminan inmersos en una realidad inventada, en una ficción dentro de la ficción. O no. El verdadero interés de "Copia certificada" radica precisamente en esa desconcertante indefinición. Ignoramos cuál de las dos realidades concernientes a la pareja protagonista (desconocidos sumergidos por unas horas en un lúdico juego de representación, o matrimonio en la cuesta abajo en busca de desvíos simulados de la realidad rutinaria) define las verdaderas intenciones de Kiarostami.
Al final lo real y su impecable copia conviven sembrando la confusión y enhebrando un sugestivo discurso acerca de la peligrosa cohesión entre realidad y ficción, entre original y copia. "Copia certificada" es una película extremadamente sencilla que funciona como un audaz juego de muñecas rusas; cada espectador se forja una idea distinta sobre sus intenciones, y Kiarostami, claro, tan contento.
Con acento foráneo y en paisaje exótico el cineasta iraní incide en sus tradicionales obsesiones de narrador: el viaje como catalizador del drama, las travesías en coche, la acción invisible sugerida bajo la omnipresencia del diálogo (probablemente excesiva, como de costumbre)... Nada es lo que parece (o sí) enCopia certificada; Kiarostami borda el estado de confusión con la complicidad de la espléndida pareja protagonista, un William Shimell que parece llevar toda una vida posando delante de la cámara y una Juliette Binoche más contenida que de costumbre.
No es éste uno de sus mejores trabajos, pero más allá del discursivismo desbordante marca de la casa, espeso y contraproducente, es muy difícil ponerle peros al singular y lúcido rompecabezas.