
Vuelve Abbas Kiarostami a sus orígenes en este hermoso film, vuelve anímicamente, aunque no formalmente, a los comienzos tras su experiencia en el Kanun (el Instituto para el Desarrollo de la Infancia y la Juventud); pero en esta ocasión no son los niños el centro de la historia, sino, y por primera vez en su filmografía, salvo el apunte mínimo que supone "A través de los Olivos", la mujer. La preparación del film se prolongó durante más de un año y medio, comenzando por un guión absolutamente distinto del resultado final. Su deseo de realizar una película cuya esencia fuesen las relaciones sociales de la mujer se concretó finalmente en estas 10 breves historias, presentadas como una cuenta atrás de los encuentros de una mujer divorciada con una serie de mujeres y con su propio hijo dentro de su coche mientras se desplazan por Teherán.
Son trayectos de una densidad abrumadora que describen indirecta pero minuciosamente el mundo que la rodea fuera del vehículo: su pequeño hijo es el estandarte de la tradición más férrea, y la confronta en 4 de las 10 historias con una sociedad hermética y falócrata en la que el diálogo se presenta bajo la forma de reducidos esquemas donde no hay lugar para el sentido común ni la libertad individual. El resto de los pasajeros son mujeres, todas ellas arquetipos femeninos que matizan la soledad diferencial de la protagonista, que es en esencia un espíritu libre. La prostituta, la anciana religiosa, la mujer tradicional marcada por el fracaso amoroso, podrían constituir aspectos de una única mujer, según declaraciones del propio director. Son encuentros para el conocimiento, la reflexión o el consuelo marcados siempre por una distancia existencial que se materializa en los silencios de la protagonista.
La cámara, fija en la parte delantera del coche, sólo nos muestra a las pasajeras, en un sencillo juego de planos y contraplanos en sus desplazamientos por Teherán, salvo la prostituta, cuyo rostro es omitido siempre. En algún momento, a lo lejos, surge la vorágine de la ciudad, o la imagen del padre que recoge a su hijo; allí el diálogo se establece a gritos entre la distancia de los coches cuyos trayectos llevan sentidos contrarios.
Esmeralda BarriendosCopiado de http://www.zinema.com/textos/elogiode.htm


